martes, 2 de noviembre de 2010

Un bronce para mi Padre, Fernando Barreira



Veinte días antes de morir, mi padre me trajo a mi estudio, las últimas planchas de cera, con las que modelaba sus encías y sus prótesis, dándomelas como si aceptara que él ya no podía volver a modelar, ya no tenía pulso y estaba practicamente ciego de su galopante y destructora diabetes... las tome agradecido y baje la cabeza porque el hecho de trasladarme sus ceras y sus lámparas significaba que ya había renunciado a toda ilusion. Para mí fue un mazazo en toda mi cruda realidad, las metí debajo de mi mesa e ignoré el simbólico gesto, comenzaba mi pobre padre a deshacerse de todo su material y al transmitírmelo, imaginaba él que me donaba su sabiduría y sus manos fantásticas en el arte de modelar.
Pasó el tiempo, y pasó tambien su funeral, meses despues encontré aquellas ceras que quise utilizar para el bronce de su panteón. No conseguí nunca terminarlo... me ponía enfermo cada vez que me tenía que enfrentar a la creacion de su plancha.
La solucioné con el tiempo y la he colocado para las fechas, podría ser más expectacular, más Barreira, mas bronce y mas emotiva, pero, mi padre a diferencia mía, era un hombre muy discreto, pícaro, pero discreto.
En fin, cosas que pasan.... espero que pueda ver envejecer ese bronce patinado durante mucho tiempo, y tal vez alguien haga una para mi en su dia.

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